¡Hola a todos!
Aunque últimamente el blog marcha a ritmo caribeño, la cita mensual con O mundo ao revés no podía faltar. Inauguramos esta mañana de otoñal verano con una nueva colaboración. ¡Qué la disfrutéis!
Hace algún tiempo tuve la oportunidad de vivir al lado de un conocido restaurante de la ciudad. Casualmente, la ventana de mi espacio de trabajo se encontraba prácticamente delante de las que daban al comedor y eso me permitía divisar fácilmente desde mi escritorio el discurrir de múltiples comidas/cenas familiares, laborales y de otras índoles.
Como es habitual en toda comilona multitudinaria que se precie, llegado un punto de la velada, solían aflorar cánticos de todas clases, y muchas veces se repetían los mismos, incluso en grupos diferentes, y, en función de la media de edad en la mesa, se escuchaban en mayor medida unos u otros.
A raíz de este ritual semanal, un buen día decidí observar cuáles eran las tonadillas que más abundaban y durante un tiempo le puse mucha atención. Pincha aquí para seguir leyendo.