Cuántas veces hemos escuchado que la música es un elemento importante para nuestra vida, pero, ¿hasta qué punto somos conscientes?
El año que viene cumpliré 20 años llevando la música a todas partes, en distintas facetas profesionales, y tal vez es algo que me está dando pie para reflexionar.
El pasado fin de semana estuve tocando con mi compañera Aixa Romay en dos espacios, a simple vista, muy diferentes.
Primero un funeral y después una boda. Para nosotras llevar la música a este tipo de eventos es algo de mucho valor, ya que, toda persona que te llama para crear un acompañamiento musical en momentos tan cruciales de su vida está compartiendo un trocito de su corazón contigo.
Vengo a confesarte que el funeral me resultó muy emotivo.
Gran parte de la aldea se reunía para despedir a un vecino muy querido. Todas las personas asistieron con intención de recordarlo, brindarle un homenaje y honrarlo a él y a su memoria.
Las palabras del cura fueron emocionantes. Un canto de afecto y gratitud. Aquella reunión fue una muestra enorme de generosidad.
No cabe duda de que el amor puede encontrarse en muchos lugares diferentes y vestido de distintas maneras.
Al terminar el evento nos marchamos a tocar en la boda, otro momento importante para dos personas y su familia. Varias personas expresaron sus cariño a través de varias lecturas. Como broche de oro, la madre del novio leyó unas palabras llenas de puro amor.
Y de «leitmotiv» allí estaba ella, una guía amable, segura, pacificadora. Como el abrazo de un ser querido. La música, una vez más, al servicio del corazón.
Esto me ha llevado a reflexionar sobre la cantidad de momentos que no serían lo mismo sin la presencia de la música. Con ella venimos al mundo, vivimos y nos marchamos. Reflexionamos, crecemos, aprendemos y construimos nuestra realidad. Puede hacer de la existencia un lugar mejor.
Para mí es un regalo poder formar parte de la vida de tantas personas gracias a ella.
Como te decía al inicio, el año que viene se cumplirán 20 años de acá para allá de ganchete con la música y, hoy más que nunca, me siento llena de amor y agradecimiento, y solo le pido a la vida otros 20 más para seguir viajando con ella, allá a donde quiera llevarme.