Hoy quiero compartir con vosotros una recomendación que me hizo hace poco una persona muy bella, de esas que aparecen en tu vida como por casualidad y se convierten en un regalito.
“Tierra de ángeles” es una película sueca del año 2004 dirigida por Stefan Nilsson.
Personalmente me resultó deliciosa y en mi opinión sus 132 minutos de duración son un regalo para el corazón.
Esta película me pareció ideal como contraste a “Whiplash”, comentada anteriormente en el blog. Así como en ésta pudimos observar que la música funciona como un vehículo del horror y la obsesión, en “Tierra de ángeles” aparece como gran protagonista ilustrando todo lo contrario.
La película cuenta la historia de Daniel Daréus, un director de orquesta reputado a nivel mundial que decide dejar su vida como músico de éxito, después de sufrir un infarto, y marcharse al pueblo donde vivió durante su infancia.
A su llegada, se va encontrando poco a poco con las personas que viven allí e inesperadamente formando parte muy activa de sus vidas, al verse dirigiendo el pequeño coro de la iglesia. Ello no sólamente será absolutamente transformador para Daniel, si no tambien para los habitantes del pueblo, y por supuesto para los integrantes del coro, que poco a poco se va haciendo más numeroso.
A través de la música y más concretamente de la voz se producen cambios extraordinarios en la vida de todos ellos.
Para el protagonista, esta nueva manera de vivir la música será sumamente reconfortante y sorprendente. Gracias a esta vivencia basada simplemente en disfrutar, jugar y buscar la propia esencia sonora de cada uno, se observa como se van abriendo canales de comunicación tanto en los participantes del coro como en el director.
La experiencia musical trasciende al tiempo reservado para el grupo, y las vidas de todos ellos llegan a dar un giro completo.
Mediante esta experiencia, Daniel cumple el sueño que alberga desde que era un niño:
“Liberar los corazones de las personas mediante la musica”
Para su sorpresa, ésto sucederá no solamente hacia los demás, si no tambien hacia su propio corazón.
Forma parte de nuestra rutina como musicoterapeutas, formar parte de situaciones muy semejantes a las que se observan en la película, que me parece un pequeño acercamiento a lo que puede ser nuestro trabajo en relación al uso de la voz.
Mediante la sonorización vocal, la apertura a nivel tanto físico como psicológico o emocional se produce de un modo asombroso.
Nuestra voz es nuestra identidad, nuestro medio de comunicacion. Sentirnos libres y en un entorno idóneo para usarla es un paso adelante en el camino hacia el bienestar completo.
Los seres humanos necesitamos expresarnos, ser libres para decir, sentir y opinar. Y si este proceso no se completa, muy probablemente estaremos avocados a la infelicidad.
El protagonista de esta pelicula había alcanzado el exito profesional pero aun asi no se sintió completo hasta que reparó en la importancia de las cosas sencillas sin mayor aspiración que ser, estar y disfrutar.
Compartir su música, su vida con aquellas personas en aquel pueblo remoto, le hizo llegar por fin a realizarse y encontrar el verdadero sentido de su vida.
¿Qué os parece? ¿Qué opináis de ésto? ¿Creéis que es sencillo sentirse realizado en la vida? ¿Y sentir bienestar en la rutina del día a día?
La teoría nos la sabemos, pero somos conscientes de lo que cuesta normalmente sentirse realizado cuando estamos constantemente haciendo un montón de cosas que están lejos de conectarnos con nuestra verdadera esencia como personas.
Os propongo algo sencillo, sentaos a solas y dejad salir el sonido de vuestra propia voz, ya bien con la boca cerrada, en forma de suspiro o soplando por la nariz. Practicad esto a menudo.
Hacedlo hasta que seáis capaces de llevarlo a cabo con la boca abierta, cerrada, o como os salga.
Experimentad y buscad vuestro sonido sin temor a lo que salga. Escuchaos y sentíos orgullosos de lo que sois. Personas únicas, creativas y con derecho a expresar.
Cuando ya lo hayáis practicado bastante, si os apetece podéis aullar un ratito a la luna de vez en cuando.
¡Es súper saludable y liberador!
¡Ya me contaréis qué tal la experiencia!