Sé que tenía bastante olvidada esta sección del blog aunque he de decir que es de mis favoritas. Sabed que aunque no haya compartido con vosotros ningún «Música y vida en fotogramas» desde hace tiempo, no significa que mi adicción al visionado en cantidades ingentes (mis ojillos achuchados, y por días medio bizcos pueden dar fe de ello) hubiese desaparecido. Pero creo que es más interesante ir poco a poco ¿no?
Pues vamos al lío. Hoy quiero hablaros de una película que me resultó deliciosa. Aunque sencilla, creo que no os va a dejar indiferentes.
«El nuevo Nuevo Testamento» es una película del 2015 coproducida por Bélgica, Luxemburgo y Francia. Está dirigida y escrita por Jaco Van Dormael en colaboración con Thomas Gunzig.
Su controvertido argumento nos cuenta la historia de Dios, que, casualmente, es un hombre con un carácter bastante huraño y malicioso. Vive en Bruselas, y básicamente se dedica a sistematizar y organizar el mundo para, en definitiva, enturbiar la vida de las personas.
Ea, su hija de 10 años no está muy de acuerdo con la forma de plantear las cosas que tiene su padre y toma la decisión de salir al mundo para transformar y tratar de mejorar el sistema. Para comenzar, decide poner en conocimiento a toda la humanidad cuánto tiempo les queda de vida, lo cual marcará el inevitable comienzo de su pequeña gran revolución.
La niña emprende una preciosa aventura donde se podrá ver de qué manera su pequeña influencia en las vidas de las personas, empezando por hacerlas más conscientes y terminando por empoderarlas en la toma de sus propias decisiones, llega a pegar un giro tan grande como extraordinario a su existencia.
Toda la película va transcurriendo al son de una banda sonora deliciosa, compuesta por An Pierlé, que complementa perfectamente cada aspecto del guión.
Para mí, uno de los detalles más preciosos consiste en el hecho de que cada persona suena a una música diferente, y esa música posee la capacidad de definirlos por completo.
Ea tiene la cualidad de saber escuchar a qué sonamos las personas.
Este pequeño detalle me hizo volver a recordar el post sobre nuestra identidad sonora que escribí hace tiempo: ¿A qué sonamos?
Últimamente me encuentro con muchas situaciones donde sale a colación la música que cada cual llevamos en nuestras vidas. Muchas personas me cuentan que podrían contar su vida completa solamente con canciones, o me hablan de lo importante que ha sido siempre la música para sus vidas. En la película la música no solamente ambienta la historia, sino que se presenta como un elemento esencial en las vidas de los personajes como llave para encontrar su camino.
¿Qué os parece? ¿Qué pensáis que haríais si supieseis exactamente el tiempo que os queda sobre la tierra?
Os dejo cavilando con una de las músicas de la película.
¡Hasta la próxima!