Hace algunos días se ha celebrado el Día del musicoterapeuta. La verdad, no soy mucho de “Días de” y rara vez me entero de si es el día de tal, cual o pascual. Soy más bien de la opinión de que todos los días son el día de, pero también entiendo que para ciertas cosas quizás sí sea necesario fijar una fecha señalada.
Pues eso, que el 15 de Septiembre fue el día del musicoterapeuta. Esto me ha llevado a hacerme preguntas y algunas reflexiones sobre esta profesión que amo tanto y por la que desde hace años bebo los vientos.
Dedicarme a la musicoterapia me ha traído grandes alegrías y muchísima realización tanto profesional como personal. Pero sin embargo, la cara oculta de esta profesión raras veces se ve.
Hoy me gustaría explicaros algunas cosas acerca de la musicoterapia y los musicoterapeutas.
¿Qué es la musicoterapia?
En palabras sencillas. La musicoterapia es una disciplina terapéutica, que emplea la música y todos sus elementos como herramienta para contribuir a la creación de beneficios a diversos niveles.
¿Qué hacemos los musicoterapeutas?
Los musicoterapeutas somos profesionales que hemos recibido formación específica en musicoterapia para poder aplicar este disciplina con el máximo rigor científico.
Esto significa que los musicoterapeutas:
- No hacemos milagros.
- No curamos el cáncer (u otras enfermedades).
- No tenemos un playlist de recetas musicales que aplicamos como magos con varita.
- No somos exclusivamente músicos o/y educadores musicales que vamos a hacer actividades con música a un lugar (aunque sí es muy necesario que un musicoterapeuta domine la herramienta musical, ya que es el lenguaje con el que se trabajará en las sesiones).
- Somos personas normales que desempeñamos una profesión como otra cualquiera.
Y os preguntaréis, ¿a qué vienen todas estas aclaraciones?
Además del intrusismo que veo circular día a día, el cual afecta muy negativamente a mi profesión, podría pegar aquí mismo múltiples capturas de pantalla de mensajes de personas que sin ser musicoterapeutas, pero sí músicos, educadores musicales, monitores de tiempo libre, logopedas, psicólogos,…, me escriben habitualmente para pedirme, exigirme, que les envíe, enseñe, explique y un largo etc, cómo hacer sesiones de musicoterapia ya que.. y cito textualmente:
“no se como realizarlo, y tengo muchas ideas, pero me da miedo, porque quiero que la gente vea el beneficio de la música, y quiero que disfruten en las sesiones.”
Y no pego más porque no terminaría hoy. Hay gente que incluso me llama por teléfono para exigirme y echarme en cara el que no responda a los correos atendiendo su petición. Sin comentarios.
Y yo pregunto:
¿Alguien de los aquí lectores contemplaría la posibilidad de llamar a su dentista para que le diese pautas de cómo realizar una endodoncia porque es algo apasionante? ¿O incluso para quitarse la muela a sí mismo?
¿A alguien se le ocurriría llamar a un psicólogo para asistir a las sesiones como cliente y así aprender cómo se hace la terapia para aplicarla por su cuenta?
¿Quién telefonearía a Jordi Cruz para que le mandase pautas de cómo montar un restaurante de lujo y un recetario para empezar a trabajar?
Creo que es sencillo comprender a qué me refiero ¿no?
Desde aquí me gustaría enviar un mensaje a todas esas personas que se han dado cuenta de que la música es algo genial y maravilloso.
Por supuesto. La música es algo genial y maravilloso. Eso es algo que pocas personas podrían negar. La música como tal, es algo que ha evolucionado junto a la vida del ser humano desde tiempos inmemoriales. Pero, por favor, entended que existe una diferencia entre escuchar, ofrecer, disfrutar, compartir un momento musical, y emplear la música como parte de un proceso terapéutico pautado y sistematizado. Una cosa es que la música cause efectos en las personas y otra muy diferente que estos efectos sean siempre positivos para la salud.
La canción más bella en un momento inadecuado puede fastidiar el día a cualquiera.
A todas esas personas que sentís que os gustaría aplicar la música como herramienta terapéutica, os animo a que realicéis formación en musicoterapia. En el estado español existen diversos másteres que se pueden cursar, e incluso en otros países podréis sacaros la licenciatura. Por mi parte sois bienvenidos al gremio. Este mundo necesita personas con vocación que deseen dedicarse a lo que se dedican, así que, ¡adelante!
Rara vez suelo escribir este tipo de artículos pero creo que si nosotros no trabajamos para aclarar el significado de las cosas nadie lo hará. Por los profesionales y por los usuarios. Gracias por leer.